La holística representa una oportunidad para trascender la
fragmentación y el reduccionismo hacia experiencias integradoras donde
se aprecie cómo el efecto de totalidad determina el sentido de las cosas,
de la vida, del universo, pero se traduce a través de múltiples y variados
eventos, grandes y pequeños, extraños y familiares, naturales e insólitos,
el todo como todo es imposible percibir pues abruma, enceguece; por
ello, el todo se revela como detalle, como signo, como evidencia, como
particularidad.
En la holística, los procesos comprensivos, como también la
manera de conocer ocurren, de manera sintagmática, esto es, mediante
desarrollos integrativos en los cuales el conocimiento que antecede es
contenido por el saber que prosigue a partir de comprensiones novedosas.
Los eventos y las situaciones que expresan la realidad se perciben y se
atienden según las variadas maneras como ocurren, a fin de generar una
dinámica comprensiva que establezca relaciones y propicie descubrir el
sentido integral de las cosas. De ahí que la holística constituye, además,
un llamado a desarrollar nociones integradoras, participativas y en general
sobre cualquier aspecto donde el ser humano este presente.
También la holística alude, la tendencia que permite entender los
eventos desde el punto de vista de las interacciones que los caracterizan;
corresponde a una condición interpretativa orientada hacia la comprensión
contextual de los procesos, de los protagonistas y de sus contextos.
De tal manera que la holística se refiere a la manera de ver las cosas
enteras, sin la idea de fragmentación, en su conjunto, en su complejidad,
pues de esta forma se pueden apreciar interacciones, particularidades y
procesos que por lo regular no se perciben si se estudian los aspectos que
conforman el todo, por separado.
Comentarios
Publicar un comentario